jueves, 10 de abril de 2008

MAROSA DI GIORGIO

17

La noche, eso que inexorablemente, acaece. Abre las alas del
lagarto, esconde todo dentro del zapallar.
Nos sigue a la cocina, nos da vuelta el alma que ve las tazas
olvidadas, divisa números que en la luz no se pueden vislumbrar.
Me siento en el borde del lecho, sin atreverme al reposo.
La sábana centellea. Llena de estrellas desparramadas y apiñadas.
Como guijaros blancos y sedosos del fondo del cielo y del mar.
Afuera están la canasta de Ilce, de Iris, de Nidia, la vieja leyenda
de Carlos niño.
Mi alma sola - Rosario apenas - sigue ls huellas de las fogatas, las
arañas, de las muñecas, que - de noche - salen sonriendo del rosal.



De "Los papeles salvajes II" - Adriana Hidalgo Editora - Bs.As., 2000 -

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