viernes, 17 de octubre de 2008

sierva de tus ojos

en el tazón del alba
amor inmemorial
yo bebo de tus manos
me inclino
a tu silencio atada noche
o cierro los postigos
del adiós
doliente

domingo, 24 de agosto de 2008

LLAGA

ahora ese temblor que rasga
inflige a mi dolor
silencio / fuego que traspasa
cuerpo / vientre / apuro de morir
en llaga

VOZ

echada en mi silencio yo doblo
los pliegues de la voz
o rozo cada toque de queda
de tu ser
amando

CALLO

decía que la voz
cada filo de la voz
en su estallido
anuncia oculta
su inmanencia
cuando extremo
los cuidados
del decir
o toco el cuerpo
roto
del poema
y callo

sábado, 23 de agosto de 2008

FUROR

teníate en furor
en suave quemazón de piel
molido o devenido en ser
mi cuerpo /
acaso desprendía yo
un pobre
perdigón
calita hereje
alguna pústula
de mí o habíame guardado
en sacro en cada
privación de
vos amando

ENSAYO

cansada o vertical me inclino al llano
magro del volver ansí la mella duele
en anca o sírvese la noche en taza oscura
o mugre que fulmina toda posesión de tuya
en era o llama porvenida en vena en casa
cuya arborescencia se desata en cosa
o teca o abalorio hubiérase tenido en
celo el harto resplandor de piel acá
el poema pule un perdigón de poca monta
o saca de la cruz un guijarrito grácil
desparejo o bien yo vengo a contemplar
de golpe el roce de tu voz amada amada

HUMUS

como
de yacer en
esta
piel
lapido
el humus
seco
de tu voz
te nombro

martes, 17 de junio de 2008

EL VIEJO

Entraba al viejo valle de las mieses doblando la palabra, retorciendo tiempos de dolor en el silencio. No, nadie oía esos pasos lentos, pisando el reborde de los vientos, las piedritas sagradas del maíz, allá en el patio, el acento nupcial de la laguna, el revuelto de yuyos, fango y somnolencia. Nadie oía el seco refregar del cuerpo en el olvido porque el poema es un hórrido animal de llagas tibias, de tristeza. Nada, salvo ese antiguo esplendor de noches ofrecidas, de propicios temblores en el vientre y esa infancia lenta de pastos predadores, carne y humareda, sí, en el patio gris de la memoria, en el silencio.

lunes, 19 de mayo de 2008

PIEL

es decir
no una carta
breve
del exilio
ni una llaga
abierta
en herejía
sino apenas
una piel
ajada
de silencio
en
gozo de
yacer
herida

CALLANDO

es muy
pronto
pienso
para atar los
últimos cabos
de la dicha
si
de golpe en vos
ahora la palabra
funda lo que
nombro
y este
cuerpo
mío
el cráneo
seco
bebe ahora
carne de tu
voz
callando...

viernes, 16 de mayo de 2008

BUSCANDO

en el silencio pobre
del poema
suelo dibujarte
amor
con la palabra
rota entre los labios
el viejo corazón
partiendo
nombres
en trance de morir
buscando

ORDEN DE LA NOCHE

atada al borde terminal
del cuerpo
yazgo /
no en un cielo vertical
ni en cuna tibia
voy ligando polvo
a lo que nombro
es acaso aquella pena
dulce
el gozo arrepentido
de nombrarte
que desata la
palabra fresca
esa mirada tuya
oscura en
orden
grave
de la noche

miércoles, 14 de mayo de 2008

JUAN CARLOS ONETTI

DECÁLOGO MÁS UNO PARA ESCRITORES PRINCIPIANTES

I
No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.

II
No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.

III
No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.

IV
No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.

V
No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempr para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.

VI
No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.

VII
No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.

VIII
No olviden la frase, justamente famosa: 2 más dos son cuatro; pero ¿y si fueran 5?

IX
No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.

X
Mientan siempre.

XI
No olviden que Hemingway escribió: "Incluso di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer."

JUAN CARLOS ONETTI Uruguay, 1909 - 1994

CÉSAR VALLEJO

El momento más grave de la vida

Un hombre dijo:
-El momento más grave de mi vida estuvo en la batalla del Marne cuando fui herido en el pecho.
Otro hombre dijo:
-El momento más grave de mi vida, ocurrió en un maremoto de Yokohama, del cual salvé milagrosamente, refugiado bajo el alero de una tienda de lacas.
Y otro hombre dijo:
-El momento más grave de mi vida acontece cuando duermo de día.
Y otro dijo:
-El momento más grave de mi vida ha estado en mi mayor soledad.
Y otro dijo:
-El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú.
Y otro dijo:
-El momento más grave de mi vida es el haber sorprendido de perfil a mi padre.
Y el último hombre dijo:
-El momento más grave de mi vida no ha llegado todavía.

CESAR VALLEJO ( Perú, 1892-1938 )

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

BOTELLA AL MAR PARA EL DIOS DE LAS PALABRAS

Intervención de Gabriel García Márquez en el Congreso de Zacatecas, abril de 1997

A mis 12 años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: «¡Cuidado!»
El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: «¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?» Ese día lo supe. Ahora sabemos, además, que los Mayas lo sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor que tenían un dios especial para las palabras.

Nunca como hoy ha sido tan grande ese poder. La humanidad entrará en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario, está potenciándolas: nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedrío como en la inmensa Babel de la vida actual. Palabras inventadas, maltratadas o sacralizadas por la prensa, por los libros desechables, por los carteles de publicidad; habladas y cantadas por la radio, la televisión, el cine, el teléfono, los altavoces públicos; gritadas a brocha gorda en las paredes de la calle o susurradas al oído en las penumbras del amor. No: el gran derrotado es el silencio. Las cosas tienen ahora tantos nombres en tantas lenguas que ya no es fácil saber cómo se llaman en ninguna. Los idiomas se dispersan sueltos de madrina, se mezclan y confunden, disparados hacia el destino ineluctable de un lenguaje global.

La lengua española tiene que prepararse para un oficio grande en ese porvenir sin fronteras. Es un derecho histórico. No por su prepotencia económica, como otras lenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinámica creativa, su vasta experiencia cultural, su rapidez y su fuerza de expansión, en un ámbito propio de 19 millones de kilómetros cuadrados y 400 millones de hablantes al terminar este siglo. Con razón un maestro de letras hispánicas en Estados Unidos ha dicho que sus horas de clase se le van en servir de intérprete entre latinoamericanos de distintos países. Llama la atención que el verbo pasar tenga 54 significados, mientras en la República de Ecuador tienen 105 nombres para el órgano sexual masculino, y en cambio la palabra condoliente, que se explica por sí sola, y que tanta falta nos hace, aún no se ha inventado. A un joven periodista francés lo deslumbran los hallazgos poéticos que encuentra a cada paso en nuestra vida doméstica. Que un niño desvelado por el balido intermitente y triste de un cordero dijo: «Parece un faro». Que una vivandera de la Guajira colombiana rechazó un cocimiento de toronjil porque le supo a Viernes Santo. Que don Sebastián de Covarrubias, en su diccionario memorable, nos dejó escrito de su puño y letra que el amarillo es «la color» de los enamorados. ¿Cuántas veces no hemos probado nosotros mismos un café que sabe a ventana, un pan que sabe a rincón, una cerveza que sabe a beso?

Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde hace tiempo no cabe en su pellejo. Pero nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo venturo como Pedro por su casa. En ese sentido me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los qués endémicos, el dequeísmo parasitario, y devolvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?

Son preguntas al azar, por supuesto, como botellas arrojadas a la mar con la esperanza de que le lleguen al dios de las palabras. A no ser que por estas osadías y desatinos, tanto él como todos nosotros terminemos por lamentar, con razón y derecho, que no me hubiera atropellado a tiempo aquella bicicleta providencial de mis 12 años.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ ( Colombia, 1928 )
Premio Nobel de Literatura 1982

VLADIMIR MAÏACOVSKI

6. Lo que resultó

Más de lo que se puede,
más de lo que hace falta,
como si colgara de mí,
un delirio poético.
El apéndice del corazón creció agigantado.
Una mole de amor,
una mole de odio.
Debajo del peso -las piernas-, tambaleando se mueven.
Tú sabes,
yo estoy bien formado,
y sin embargo,
cargo el complemento del corazón,
encorvado de hombros,
y me hincho de leche de versos
y no puedo irme,
a donde,
total igual me lleno de nuevo.
Estoy lánguido de lirismo.
¡Oh nodriza del mundo,
hipérbole,
imagen de Maupassant!

* * *


2. De niño

Yo fui agraciado en el amor, sin límites.
Pero de niño,
la gente preocupada, trabaja.
Y yo,
escapaba a las orillas del río Rión,
y vagaba sin hacer nada.
Se enojaba mi madre:
"¡Chiquillo maldito!"
Mi padre me amenazaba con el cinturón.
Pero yo,
me ganaba tres rublos falsos
y jugaba con los soldados bajo las tapias.
Sin el peso de la camisa.
sin el peso de los botines,
daba vueltas
y me quemaba bajo el sol de Kutaís¹,
hasta que me daban puntadas al corazón.
El sol se asombraba:
"Apenas se ve
y también tiene corazón
se empeña el chiquillo."
¿Cómo es que cabe en este pedazo de un metro,
el río,
yo,
y las kilométricas cumbres?

1 Distrito donde nació el poeta.

PAUL CELAN

BISIESTOS SIGLOS

Bisiestos siglos, bisiestos
segundos bisiestos
nacimientos, novembreantes, bisiestas
muertes,
en automáticos panales archivados
bits
on chips

El poema-menorá de Berlín,

(¿inasilado, in-
archivado, in-
asistido? ¿En
vida?),

estaciones de lectura en la palabra tardía,

puntas de llamas vigilantes
en el cielo,

perfil de crestas bajo el fuego

sensaciones, tejidas
por la helada,

arranque en frío-
con hemoglobina.

De "Compulsión de luz" 1970
Versión de José Ángel Valente

HABITO

yo digo que bajo del silencio
cae una penuria
así malsana dada a lo preciso
habito delgadeces ínfimas
casas del pavor
a quién delata este vacío
sublingual de ránulas
o bocas carcomidas
besos idos
sino la brusca orfandad
del cuerpo que circula
en cheques azulados
algoritmos de
pan
alguna sodomía
de trago vertical
invicto
si no puedo importunar
el hambre
ajeno
consumirlo
en tragos de lejía
en pasmos de maíz
en besos

martes, 13 de mayo de 2008

SBIGNIEW HERBERT

DON CÓGITO SOBRE LA POSTURA ERGUIDA

1
En Útica
los ciudadanos
no quieren defenderse

en la ciudad estalló la epidemia
del instinto de conservación

el templo de la libertad
se trocó en rastro

el senado delibera
cómo no ser senado

los ciudadanos
no quieren defenderse
asisten a acelerados cursillos
de genuflexión

pasivos esperan al enemigo
escriben aduladores discursos
entierran el oro

cosen nuevos estandartes
inocentemente blancos
enseñan a los niños a mentir

abrieron las puertas
por las que ahora penetra
una columna de arena

por lo demás como de costumbre
comercio y copulación

2
Don Cógito
querría estar
a la altura de las circunstancias

esto es
mirar al destino
directamente a los ojos

como Catón el Joven
mirad en las Vidas

no tiene sin embargo
espada

ni ocasión
para enviar a su familia a ultramar

espera pues como los demás
pasea por la insomne habitación

contra los consejos de los estoicos
querría tener el cuerpo de diamante
y alas

mira por la ventana
cómo el sol de la República
se aproxima al ocaso

le quedó poco
en realidad sólo
la elección de la postura
en la que desea morir

la elección del gesto
la elección de la última palabra

por esto no se tiende
en el lecho
para evitar
ser estrangulado mientras sueña

querría hasta el final
estar a la altura de las circunstancias

el destino le mira a los ojos
en el lugar donde estaba
su cabeza

(1974)

De "Informe sobre la ciudad sitiada".
Traducción de Xaverio Ballester
Madrid, Ediciones Hiperión, 1993. 2.ª edición, 2008

ANTONIO GAMONEDA

De "Libro del frío", 1992:

Pavana Impura:


1. Tu cabello en sus manos; arde en las manos del vigilante
de la nieve.

Son las cebadas, la siesta de las serpientes y tu cabello en el
pasado.

Abre tus ojos para que yo vea las cebadas blancas: tu cabeza
en las manos del vigilante de la nieve.

* * *

2. Todos los árboles se han puesto a gemir dentro de mi espíritu
al recordar tus bragas en la oscuridad, la luz debajo de tu piel,
tus pétalos vivientes.

Atravesando los aniversarios, a veces viajan las palomas ebrias.

Venga desnuda tu misericordia, ah paloma mortal, hija del
campo.

* * *

3. El mirlo en la incandescencia de tus labios se extingue.

Yo siento en ti grandes heridas y te desnudas en mis fuentes.

Se extingue el mirlo en las alcobas blancas donde soy ciego,
donde, algunas veces, suenan en ti grandes campanas.

* * *

4. Busco tu piel inconfesable, tu piel ungida por la tristeza de las
serpientes; distingo tus asuntos invisibles, el rastro frío del
corazón.

Hubiera visto tu cinta ensangrentada, tu llanto entre cristales
y no tu llaga amarilla,

pero mi sueño vive debajo de tus párpados.

* * *

5. La inexistencia es hueca como las máscaras y su visión es
lívida, pero tú oyes el grito de las madres del agua y acaricias
los ojos que vieron la inexistencia.

* * *

6. Nuestros cuerpos se comprenden cada vez más tristemente,
pero yo amo esta púrpura desolada.

Ah la flor negra de los dormitorios, ah las pastillas del amanecer.

* * *

7. Entra otra vez en las alcobas blancas.

Grandes son las jarras de la tristeza en las manos mortales.

Entra otra vez en las alcobas blancas.

* * *

8. Amor que duras en mis labios:

Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las
grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio
hasta la llaga azul del corazón.

Amor que duras: llora entre mis piernas,

come la miel sin esperanza.

* * *

9. Ha venido tu lengua; está en mi boca

como una fruta en la melancolía.

Ten piedad en mi boca: liba, lame,

amor mío, la sombra.

* * *

10.Llegan los animales del silencio, pero debajo de tu piel arde la
amapola amarilla, la flor del mar ante los muros calcinados
por el viento y el llanto.

Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos
abandonados por la esperanza.

* * *

11. He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio
y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.

Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,

pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura, yo te
siento en mis labios al ir hacia la muerte.

* * *

12. Eres como la flor de los agonizantes

que es invisible mas su aroma entra

en la sombra nasal y es la delicia,

todo en la vida, durante algún tiempo.

* * *

13. En la humedad me amas

y eres azul en tus pezones. hablas

suavemente en mis labios y regresas

a tu prisión en la melancolía.

* * *

14. Tu cabello encanece entre mis manos y, como aguas silenciosas,
nos abandonan los recuerdos. siento la frialdad de la existencia
pero tu olor se extiende en las habitaciones y tu lascivia vive en
mi corazón y entra mi pensamiento en tus heridas.


* * *

15. Existe el mar en las ciudades blancas,

coágulos en el aire dulcemente sangriento,

sábanas en la serenidad.

Existen los perfumes inguinales, lenguas en las heridas femeninas

y el corazón está cansado.

Entra con tus campanas en mi casa, pastora ciega, sin embargo,

como si no tuviera la dulzura su fin aún en las ciudades blancas.

ANA AJMATOVA

ESTAMOS TAN INTOXICADOS UNO DEL OTRO...


Estamos tan intoxicados uno del otro
Que de improviso podríamos naufragar,
Este paraíso incomparable
Podría convertirse en terrible afección.
Todo se ha aproximado al crimen
Dios nos ha de perdonar
A pesar de la paciencia infinita
Los caminos prohibidos se han cruzado.
Llevamos el paraíso como una cadena bendita
Miramos en él, como en un aljibe insondable,
Más profundo que los libros admirables
Que surgen de pronto y lo contienen todo.


Versión de Jorge Bustamante García

ANA ISTARÚ

DOMICILIO

¿en dónde está mi madre? ¿en un terrón infecto? ¿en un
plato de viento que se pudre? ¿en el hollín crujiente?
¿en un cajón de hierro? ¿en una carabela carcomida? ¿un
animal que ruge en medio de una bala? ¿un fuego de
espinazos? ¿una bestia menuda que se asfixia? ¿debajo
de la tierra está golpeando por salir como un niño del
vientre de su madre? ¿me está mirando? ¿de allí? ¿de
ese ciervo quebrado al borde del camino? ¿y ese trozo
de grito que no atina a abrirse paso por el cuello? ¿es un
rastro de musgo que los rayos liquidan? ¿un recuento
de calcio? ¿un pájaro de escombro?

yo soy mi madre
y mi cuerpo es ahora
su elemento

De "Verbo madre" 1995

AMALIA IGLESIAS

DE LUNA ACUÁTICA Y BALLENAS


A Unica Zürn
y Luisa Castro


Noche profunda de luna acuática y ballenas.

Escuchas
cómo nutre a las piedras esta luz aturdida;
el viento tiembla
-tremor de lecho sobre el lomo del mar-
entre sus lentas fauces
otras voces rozan apenas tu pozo de ansiedad,
leve murmullo.

Profunda luna de noche acuática y ballenas.

La claridad renace como una grieta en la penumbra,
tal vez desciende del otro lado
de unas manos abiertas para ti,
la densa irrealidad que tibia ondea
tu sueño más anónimo.

Y aún seguirás en la playa
a la hora en que se duerman los albatros,
predestinada a recoger eternamente la lujuria del agua
y un laberinto de algas ascendiendo a tus sienes
cuando toda la sed es muerte inaplazable.

Oyes tu desnudez,
oyes nadar más lejos su imperio ensimismado
-la luna está besando sus grandes ojos tristes-
y susurras un nombre: "Moby Dick"
con el agua en los labios,
ahora que todavía sabe a sal su piel de luna

más profunda de noche acuática y ballenas.

De "Memorial de Amauta" 1988

ÁLVARO CUNQUEIRO

De "POEMAS DO SI E NON" 1933:
Tr. de Vicente Araguas

ELLA:

Poema 1
Sabían los cerezos el secreto de sus oídos
llenos del verde puro de la acústica de las ventanas
y los jardines se llamaban por el nombre de las palomas que
bebían agua en sus surtidores.

Ella comenzaba a andar.

En cada ojo le había nacido una trasmigración de palomillas,
y al marcharse dejaba vocales fuertes en su sitio.

Ella tenía nombre de pastor.

* * * * *

Poema 2
Inaudita presencia
los peces venían a crear el azul de los ojos en su regazo
y las ciruelas a madurar su verde entre la
paja indeclinable de sus cabellos.

Ella hacía un ángulo agudo con las puntas de
sus mismos pies.

Cósmica creciente
el arco iris era el ala frágil de sus cantigas
y en cada labio le sonreía un sonido de piedra oscilante.

Ella ya no cabía en una tarjeta postal.

* * * * *

Poema 3
Ella se dedicaba a unir su soledad a las cosas.

-Los recovecos llovían su oscuridad alrededor de su
talle pensativo,
y había un miedo de manos abiertas bajo los ojos
afilados de la medianoche.

Ella se dedicaba a repicar en los vidrios con su frente
naciente.

La calle sospechaba el paso de aquel hombre asesinado
en la otra esquina,
mientras el silencio inventaba una pequeña canción
de amor.

Ella olía al moho chispeante de los espejos
hundidos y era el tiempo cabal de la emigración
de las musarañas.

* * * * *

Poema 4
Ella andaba al lado de su ventana, ¡tan cursi!,
que tenía naranjas verdes y un abanico con pájaros.
-¿Qué vidrio nació en aquella gotera que toda la música
le suena a vals?
Ella tenía un alma sencilla llena de puntas de dedos
y en el blanco de los ojos llevaba un horizonte de tangos de
acordeón.

Ella estaba enamorada.

* * * * *

Poema 5
En medio de su pecho los veleros habían armado una red tímida
que tenía una voz llena de lámparas y eclipses
y un párpado tejido por los vientos.

Ella seguía siendo universal y nítida.

Una garganta llena de distancias
era la flauta que encantaba los ecos olvidados en el fondo de las
corrientes marinas,
penetradas de cauces desde las islas negras de sus ojos.

Ella estaba lejos de todo. Todo estaba al lado suyo.

* * * * *

Poema 6
Ella vestía los trajes cortos de la primavera.

Andaba con paso de ribera o torso yacente
dejando caer los brazos por entero a lo largo de sus manos más
imprevistas.

Alumna desprendida del aire
la mañana llevaba su color igual que los vidrios la llevan a ella.

Ella seguía enamorada.

Tr. de Vicente Araguas

lunes, 12 de mayo de 2008

NICANOR PARRA

ME RETRACTO DE TODO LO DICHO


Antes de despedirme
Tengo derecho a un último deseo:
Generoso lector
quema este libro
No representa 1o que quise decir
A pesar de que fue escrito con sangre
No representa lo que quise decir.

Mi situación no puede ser más triste
Fui derrotado por mi propia sombra:
Las palabras se vengaron de mí.

Perdóname lector
Amistoso lector
Que no me pueda despedir de ti
Con un abrazo fiel:
Me despido de ti
con una triste sonrisa forzada.

Puede que yo no sea más que eso
pero oye mi última palabra:
Me retracto de todo lo dicho.
Con la mayor amargura del mundo
Me retracto de todo lo que he dicho.

domingo, 11 de mayo de 2008

APARECIDA

y enciendo lámparas pequeñas
o soy
la voz de la intemperie
lo que nombro a oscuras
lo perdido
en el vaso mudo
del poema
( ahora )


y es mitad humano
este brote triste
de palabras
si acabo de mostrar
mi sombra
unas pocas rosas
en el vientre
y ya ruedan
canastitas
de pan por las
raíces
un silencio
largo tuyo
esa voz atada
rota
en la
plegaria
( muda )


y como contumaz
- escarnecida -
me abro el corazón
revuelvo arterias
nombres
- algunas sanguijuelas
huelen a pronombres -
y es muy pronto
pienso para atar
la voz
el cuerpo laxo
si mudo desnudez
de pluma
o dicasterio
roto en herejía
y vuelve
entonces
(siempre)
la palabra
como el agua
al mar:
aparecida

miércoles, 7 de mayo de 2008

EDGARD LEE MASTERS

LA COLINA de Edgar Lee Masters

¿Dónde están Elmer, Herman, Bert, Tom y Charley,
el débil de voluntad, el de fuerte brazo, el payaso, el borracho, el de las peleas?
Todos, todos están durmiendo en la colina.

Uno murió de una fiebre,
otro se quemó en una mina,
a otro le mataron en una riña,
otro murió en la cárcel,
otro cayó de un puente donde trabajaba para mantener a su mujer y sus hijos...
Todos, todos duermen, todos están durmiendo en la colina.

¿Dónde están Ella, Kate, Mag, Lizzie y Edith,
la de tierno corazón, la ingenua, la recia, la orgullosa, la feliz?
Todas, todas están durmiendo en la colina.

Una murió de parto vergonzoso,
otra por un amor desgraciado,
otra a manos de un bestia en un burdel,
otra con el orgullo rotopor haberse dejado llevar del corazón,
otra, que buscaba su vida lejos, en Londres y París,
fue traida a su palmo de tierra por Ella, Kate y Mag...
Todas, todas duermen, todas están durmiendo en la colina.

¿Dónde están tío Isaac y tia Emily,
y el tio Towny Kincaid y Sevigne Hougton,
y el Mayor Walker, que había hablado
con hombres venerables de la Revolución?...
Todos, todos están durmiendo en la colina.

Les trajeron a hijos muertos en la guerra
y a hijas aplastadas por vida,
con hijos sin padre, llorando...
Todos, todos duermen, todos están durmiendo en la colina.

¿Dónde está el tío Jones el Violinero,
que jugó con la vida por noventa años,
desafiando la ventisca a pecho descubierto,
bebiendo, alborotando, sin pensar ni en la mujer ni en la familia,
ni en el oro, ni en el amor, ni en el cielo?
Ahí está, charlando de las francachelas de antaño,
de las carreras de caballos de los buenos tiempos en Clary´s Grove,
de lo que dijo Abe Lincoln
en Spriengfield una vez.

martes, 6 de mayo de 2008

TUS MANOS

hinchada
en lloro
en ésto que sucede
cada vez
que muelo
el tuyo corazón
- amor -
yo suelo
saborear
el agua
vertical
que brota del
azul mayor
tus manos

OLGA OROZCO

PAVANA DEL HOY PARA UNA INFANTA DIFUNTA QUE AMO Y LLORO

A Alejandra Pizarnik

Pequeña centinela,
caes una vez más por la ranura de la noche
sin más armas que los ojos abiertos y el terror
contra los invasores insolubles en el papel en blanco.
Ellos eran legión.
Legión encarnizada era su nombre
y se multiplicaban a medida que tú te destejías hasta el último hilván,
arrinconándote contra las telarañas voraces de la nada.
El que cierra los ojos se convierte en morada de todo el universo.
El que los abre traza las fronteras y permanece a la intemperie.
El que pisa la raya no encuentra su lugar.
Insomnios como túneles para probar la inconsistencia de toda realidad;
noches y noches perforadas por una sola bala que te incrusta en lo oscuro,
y el mismo ensayo de reconocerte al despertar en la memoria de la muerte:
esa perversa tentación,
ese ángel adorable con hocico de cerdo.
¿Quién habló de conjuros para contrarrestar la herida del propio nacimiento?
¿Quién habló de sobornos para los emisarios del propio porvenir?
Sólo había un jardín: en el fondo de todo hay un jardín
donde se abre la flor azul del sueño de Novalis.
Flor cruel, flor vampira,
más alevosa que la trampa oculta en la felpa del muro
y que jamás se alcanza sin dejar la cabeza o el resto de la sangre en el umbral.
Pero tú te inclinabas igual para cortarla donde no hacías pie,
abismos hacia adentro.
Intentabas trocarla por la criatura hambrienta que te deshabitaba.
Erigías pequeños castillos devoradores en su honor;
te vestías de plumas desprendidas de la hoguera de todo posible paraíso;
amaestrabas animalitos peligrosos para roer los puentes de la salvación;
te perdías igual que la mendiga en el delirio de los lobos;
te probabas lenguajes como ácidos, como tentáculos,
como lazos en manos del estrangulador.
¡Ah los estragos de la poesía cortándote las venas con el filo del alba,
y esos labios exangües sorbiendo los venenos de la inanidad de la palabra!
Y de pronto no hay más.
Se rompieron los frascos.
Se astillaron las luces y los lápices.
Se degarró el papel con la desgarradura que te desliza en otro
laberinto.
Todas las puertas son para salir.
Ya todo es el revés de los espejos.
Pequeña pasajera,
sola con tu alcancía de visiones
y el mismo insoportable desamparo debajo de los pies:
sin duda estás clamando por pasar con tus voces de ahogada,
sin duda te detiene tu propia inmensa sombra que aún te sobrevuela en busca de otra,
o tiemblas frente a un insecto que cubre con sus membranas todo el caos,
o te amedrenta el mar que cabe desde tu lado en esta lágrima.
Pero otra vez te digo,
ahora que el silencio te envuelve por dos veces en sus alas como un manto:
en el fondo de todo jardín hay un jardín.
Ahí está tu jardín,
Talita cumi.




OLGA OROZCO

Yo, Olga Orozco, desde tu corazón digo a todos que muero.
Amé la soledad, la heroica perduración de toda fe,
el ocio donde crecen animales extraños y plantas fabulosas,
la sombra de un gran tiempo que pasó entre misterios y entre alucinaciones,
y también el pequeño temblor de las bujías en el anochecer.
Mi historia está en mis manos y en las manos con que otros las tatuaron.
De mi estadía quedan las magias y los ritos,
Unas fechas gastadas por el soplo de un despiadado amor,
La humareda distante de la casa donde nunca estuvimos,
Y unos gestos dispersos entre los gestos de otros que no me conocieron.
Lo demás aún se cumple en el olvido,
Aún labra la desdicha en el rostro de aquella que se buscaba en mí
igual que en un espejo de sonrientes praderas,
y a la que tú verás extrañamente ajena:
mi propia aparecida condenada a mi forma de este mundo.

Ella hubiera querido guardarme en el desdén o en el orgullo,
en un último instante fulmíneo como un rayo,
no en el tumulto incierto donde alzo todavía la voz ronca y llorada
entre los remolinos de tu corazón.
No. Esta muerte no tiene descanso ni grandeza.
No puedo estar mirándola por primera vez durante tanto tiempo.
Pero debo seguir muriendo hasta tu muerte
porque soy tu testigo ante una ley más honda y más oscura
que los cambiantes sueños, allá, donde escribimos la sentencia:
"Ellos han muerto ya.
Se habían elegido por castigo y perdón, por cielo y por infierno.
Son ahora una mancha de humedad en las paredes del primer aposento".

PAR LAGERKVIST

ABANDONADO POR EL CIELO...

Abandonado por el cielo de la mañana y las estrellas,
por la hierba del verano y la fresca lluvia de la primavera,
por el manantial de todos los mortales.
Abandonado.

Todos han huido, todos mis amigos,
el viento del verano, la hierba cubierta de rocío en la
mañana,
el olor del bosque después de la lluvia, yo estoy
completamente solo,
todas las fuentes de vida han callado.
Abandonado, abandonado.

¡Por dónde va el camino hacia la oscuridad,
la misericordiosa, la blanda?
¡Dónde está la puerta de salida en el muro del país de la
vida,
la puerta baja, donde uno se doblega?

Versión de Axel Von Greiff




ORACIÓN FÚNEBRE

Estás muerta.

Puedo mirarte en paz con toda facilidad. Tu frente es
pequeña y redonda. Antes no la había visto. Eres torpe.
Ahora veo que eres torpe.

Tienes pequeños ojos guiñadores. Ahora los veo. Todo
es pequeño y mezquino en tu casa. Tus cabellos son
rebeldes, gruesos, groseros. Ahora lo veo. Tu labio pende
como el de una muchacha de cocina.
Ahora todo lo veo.
Estás muerta. Tú no eres nada.

Tú sólo eras una muchacha de cocina, una sucia. Una
que debía morir.
Pero yo te amaba. Eso era.

Ahora esto ha concluido. Ahora tú has muerto.
Me agradaba acariciar tus cabellos tanto, cuando ellos
eran vivos. Yo amaba todo lo que había de feo en tu
casa, tanto cuando esa fealdad era viviente.

Ahora esto ha concluido. Ahora tú has muerto.
Yo acariciaba tu cabellera, aunque ella fuese gruesa,
grosera. Yo amaba tus pequeños ojos, cuando ellos
miraban delante de ellos en el mundo, la mañana.

Entonces yo amaba todo en tu casa.
Ahora esto ha concluido. Ahora tú has muerto.
Yo amaba tus grandes pies. Y tus manos agrietadas
las amaba también.
Ahora ellas están muertas. Ahora ya no existe nada.
Es preciso que continúe mi camino, que marche, que marche.
Tú, tú has muerto.
Ahora nada existe.
Ahora, tú, tú has muerto.
Ahora ya no existe nada en el mundo entero.

Versión de Ángel Cruchaga

domingo, 4 de mayo de 2008

ALEJANDRA PIZARNIK

EXILIO

A Raúl Gustavo Aguirre

Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?

Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.



FRONTERAS INÚTILES

un lugar
no digo un espacio
hablo de
qué

hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco


no el tiempo
sólo todos los instantes
no el amor
no

no

un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión.


LA ÚNICA HERIDA

¿Qué bestia caída de pasmo
se arrastra por mi sangre
y quiere salvarse?

He aquí lo difícil:
caminar por las calles
y señalar el cielo o la tierra.




L'OBSCURITÉ DES EAUX

Escucho resonar el agua que cae en mi sueño.
Las palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo
en mis ojos la forma de mis ojos, nado en mis
aguas, me digo mis silencios. Toda la noche
espero que mi lenguaje logre configurarme. Y
pienso en el viento que viene a mí, permanece
en mí. Toda la noche he caminado bajo la lluvia
desconocida. A mí me han dado un silencio
pleno de formas y visiones (dices). Y corres desolada
como el único pájaro en el viento.

GARCILASO DE LA VEGA: SONETOS

SONETO V- ESCRITO ESTÁ EN MI ALMA VUESTRO GESTO

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribistes, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero;

cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.


SONETO X- OH DULCES PRENDAS POR MÍ MAL HALLADAS...

¡Oh dulces prendas por mí mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería!
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas.

¿Quién me dijera, cuando las pasadas
horas en tanto bien por vos me vía,
que me habíais de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?

Pues en un hora junto me llevastes
todo el bien que por término me distes,
llevadme junto al mal que me dejastes.

Si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes, porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.

SZESLAW MILOSZ

LA CAÍDA

La muerte de un hombre es como la caída de una poderosa nación
Que tuvo valientes ejércitos, capitanes y profetas,
Y ricos puertos y barcos en todos los mares,
Pero ahora no socorrerá ninguna sitiada ciudad,
No entrará en ninguna alianza,
Porque sus ciudades están vacías, su población dispersa,
Su tierra que una vez proveyó de cosechas está saturada de cardos,
Su misión olvidada, su lengua perdida,
El dialecto de un pueblo puesto sobre inaccesibles montañas.

Versión de Rafael Díaz Borbón



UN POEMA PARA FINAL DE SIGLO

Cuando todo estaba bien
Y el concepto de pecado había desaparecido
Y la tierra estaba lista
En paz universal
Para consumir y disfrutar
Sin dogmas y utopías,

Yo, por razones desconocidas,
Rodeado por los libros
De profetas y teólogos,
De filósofos, poetas,
Buscaba una respuesta,
Frunciendo el ceño, gesticulando,
Caminando de noche, refunfuñando al amanecer.

Lo que me oprimía en demasía
Era un poco vergonzoso.
Hablando de ello en voz alta
No mostraría ni tacto ni prudencia.
Podría incluso parecer un agravio
En contra del bienestar de la humanidad.

¡Ay de mí!, mi memoria
No quiere dejarme
Y en ella, la vida comienza
Cada una con su propio dolor,
Cada una con su propio morir,
Con su propia turbación.

¿Por qué entonces la inocencia
En playas paradisíacas,
Un cielo impoluto
Sobre la iglesia de la higiene?
¿Será porque eso
fue hace mucho?

A un hombre santo
-Así dice un cuento árabe-
Dios le dijo con maldad:
"He revelado a tu pueblo
Cuán gran pecador eres,
Ellos no te podrán alabar."
"Y yo", contestó el devoto,
"Les he descubierto a ellos
Cuán misericordioso eres,
Ellos no se preocuparán por ti."

¿A quién recurriría
Con asunto tan oscuro
De dolor y también de culpa
En la estructura del mundo,
Si ninguno aquí abajo
O allá arriba en las alturas
Puede abolir
La causa y el efecto?

No piensen, no recuerden
La muerte en la cruz,
Aunque cada día Él muera,
El único, el siempre-amado,
Aquél que sin necesidad alguna
Consintió y permitió
Existir a todo lo que es,
Incluyendo las garras de tortura.

Completamente enigmático
Enredo imposible.
Mejor dejar de hablar aquí.
Este lenguaje no es para personas.
Bendita sea la jubilación.
Vendimias y cosechas.
Aun si nadie
Tiene la serenidad garantizada.


Versión de Luis Ignacio Sáinz

viernes, 2 de mayo de 2008

SAMUEL BECKETT

MALACODA

tres veces vino
el hombre de las pompas fúnebres
impasible bajo el bombín de piel
para medir
¿no está acaso pagado para medir?
a este incorruptible en el vestíbulo
a este malebranca¹ que los lirios cubren hasta las rodillas
Malacoda con lirios hasta las rodillas
Malacoda² no obstante el experto terror
que felpa su perineo extingue su señal
suspirando hacia arriba por el aire pesado
¿debe ser así? debe ser debe ser
encuentra los crespones cógelos del jardín
escuchar puede ver pero no es necesario

sepultar en el féretro
con unos ayudantes ungulata³
encuentra los yerbajos reclama su atención
escuchar debe ver pero no es necesario

cubrir
estar seguro de cubrir cubrirlo todo por encima
tu escudo déjame coge tu azufre
vidrio canicular divino hermoseado
espera Scarmilion² espera espera
coloca este Huysum en la caja
y observa bien la imago eso es él
escuchar debe ver ella debe
todos a bordo todos l0s espíritus
a media asta sí sí

no

Versión de Jenaro Talens

NOTAS DEL TRADUCTOR:
¹ malebranca: -alusión posible a dos fuentes distintas: 1˚ nombre de los demonios
de la 5ª bolgia del Inferno dantesco, y 2˚ nombre del filósofo del s. XVII,
Malebranche, sacerdote del Oratorio, formulador de una filosofía
racionalista, unión del pensamiento de S. Agustín y del cartesianismo.
Aunque por ambos lados -Dante y Descartes- se puede establecer
una relación con Beckett, nos inclinamos por la 1ª solución, por razones
fácilmente explicables con la nota siguiente.
² Malacoda y Scarmilion: -diablos dantescos, citados en Inf. XXI, 76, y 105,
respectivamente.
³ ungulata: -ungulados. En latín en el original.
 imago: -imagen. En latín en el original.
 Huysum: -Juan Van Huysum. Pintor holandés (1682-1749).




POR AHÍ

por ahí
un grito lejano
para alguien
tan pequeño
bellos narcisos
luego marzo

luego ahí
luego ahí

entonces desde ahí
narcisos
otra vez
luego marzo
otra vez
para alguien
tan pequeño

Escrito en 1976

Versión de Jenaro Talens

SALVATORE QUASIMODO

YA VUELA LA FLOR SECA

No sabré nada de mi vida,
oscura monótona sangre.

No sabré a quién amaba, a quién amo,
ahora que aquí restringido, reducido a mis miembros,
en el corrompido viento de marzo
enumero los males de los días descifrados.

Ya vuela la flor seca
de las ramas. Y espero
la paciencia de su vuelo irrevocable.




NO HE PERDIDO NADA

Todavía estoy aquí, el sol gira
a mis espaldas como un halcón y la tierra
repite mi voz en la tuya.
Y recomienza el tiempo visible
en el ojo que redescubre la luz.
No he perdido nada.
Perder es ir al otro lado
de un diagrama del cielo
por movimientos de sueños, un río
lleno de hojas.




Y TU VESTIDURA ES BLANCA

Tienes la cabeza inclinada y me miras,
y tu vestidura es blanca,
y un seno asoma por el encaje
suelto sobre el hombro izquierdo.
Me rebasa la luz; tiembla
y toca tus brazos desnudos.
Vuelvo a verte. Palabras
cerradas y rápidas decías,
que ponían corazón
en el peso de una vida
que sabía de circo.
Profundo el camino
sobre el que descendía el viento
ciertas noches de marzo
y nos despertaba desconocidos
como la primera vez.

ROBERT DESNOS

ES DE NOCHE

Te irás cuando quieras
El lecho se ciñe y se afloja con las delicias igual que un corsé
de terciopelo negro
Y el insecto resplandeciente se posa sobra la almohada
Para estallar y entonces reunirse con lo oscuro
El oleaje llega martillando y se calla
Samoa la bella duerme entre algodones
Conejar ¿qué haces con las banderas? las arrastras por el fango
A la buena de Dios y en lo profundo de todo fango
El naufragio se acentúa bajo los párpados
Relato y describo el sueño
Recojo los envases de la noche y los ordeno sobre el estante
El ramaje del pájaro de madera se confunde con la irrupción
de los tapones en forma de mirada
Nada de volver allí nada de morir allí la alegría desborda
Un invitado de más a la mesa redonda en el claro verde esmeralda
del bosque con yelmos resonantes cerca de un
montón de espadas y armaduras abolladas
Nervio a modo de amorosa lámpara apagada al fin del día
Yo duermo


De "Corps et biens"
Versión de Aldo Pellegrini

GEORG TRAKL

AL NIÑO ELIS

Elis, cuando el mirlo llame en el oscuro bosque
será tu ocaso.
Tus labios beben frescura en la pedregosa fuente azul.

Cuando tu frente sangre suavemente
olvida las antiguas leyendas
y el oscuro augurio del vuelo de los pájaros.

Pues tus leves pasos se adentran en la noche
cargada con los púrpuras racimos de la vid;
mientras el azul hace más bello
el movimiento de tus brazos.

Se escucha un espino,
allá donde vuelan tus dos ojos de luna.
Ah, hace cuánto tiempo que eres de la muerte.

Tu cuerpo es un jacinto
donde un monje sumerge sus dedos de cera.
Y una cueva sombría es nuestro silencio
de la que a veces surge un apacible animal.
Deja caer lento los pesados párpados.

Sobre tus sienes gotea un oscuro rocío,
el último oro de las estrellas extinguidas.

Versión de Helmut Pfeiffer

ALDO PELLEGRINI

La certidumbre de existir



lo he visto todo
todo lo que no existe destruir lo que existe
la espera arrasa la tierra como un nuevo diluvio
el día sangra
unos ojos azules recogen el viento para mirar
y olas enloquecidas llegan hasta la orilla del país silencioso
donde los hombres sin memoria
se afanan por perderlo todo

En una calle de apretado silencio transcurre el asombro
todo retrocede hasta un limite inalcanzable para el deseo

pero tu y yo existimos

tu cuerpo y el mío se adelantan y aproximan
y aunque nunca se toquen aunque un inmenso vacío los
separe
tu y yo existimos

WISLAWA SZMBORSKA

AGRADECIMIENTO

Debo mucho
a quienes no amo.

El alivio con que acepto
que son más queridos por otro.

La alegría de no ser yo
el lobo de sus ovejas.

Estoy en paz con ellos
y en libertad con ellos,
y eso el amor ni puede darlo
ni sabe tomarlo.

No los espero
en un ir y venir de la ventana a la puerta.
Paciente
casi como un reloj de sol
entiendo
lo que el amor no entiende;
perdono
lo que el amor jamás perdonaría.

Desde el encuentro hasta la carta
no pasa una eternidad,
sino simplemente unos días o semanas.

Los viajes con ellos siempre son un éxito,
los conciertos son escuchados,
las catedrales visitadas,
los paisajes nítidos.

Y cuando nos separan
lejanos países
son países
bien conocidos en los mapas.

Es gracias a ellos
que yo vivo en tres dimensiones,
en un espacio no-lírico y no-retórico,
con un horizonte real por lo móvil.

Ni siquiera imaginan
cuánto hay en sus manos vacías.

"No les debo nada",
diría el amor
sobre este tema abierto.

De "El gran número" 1976
Versión de Abel A. Murcia


ESTOY DEMASIADO CERCA

Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito
sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.

Versión de Elzbieta Borkiewicz

miércoles, 30 de abril de 2008

PATRIA DE TU VOZ

acá en penuria
arrebujada
en cierto trasudor
yo
puedo descifrar
la patria cerrada
de tu voz
contra el gran
muro de
Dios,
abajo

viernes, 25 de abril de 2008

ANTONIN ARTAUD

Texto Surrealista

Publicado en "La Révolution Surréaliste", Nº 2 (1925)


El mundo fisíco todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye.
Pero algo sucedió de golpe.
Nació una aborrecencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro.
Pero el aire era como un vacío aspirante en el cual ese busto de mujer venía en el temblor general, en las sacudidas de ese mundo vítreo, que giraba en añicos de frentes, y sacudía su vegetación de columnas, sus nidadas de huevos, sus nudos en espiras, sus montañas mentales, sus frontones estupefactos. Y, en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los seno, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba.
Pero todas las columnas pierden sus huevos, y en la ruptura de la línea de las columnas nacen huevos en ovarios, huevos en sexos invertidos.
La montaña está muerta, el aire esta eternamente muerto. En esta ruptura decisiva de un mundo, todos los ruidos están aprisionados en el hielo; y el esfuerzo de mi frente se ha congelado.
Pero bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche.
La fría agitación de las columnas divide en dos mi espíritu, y yo toco el sexo mío, el sexo de lo bajo de mi alma, que surge como un triángulo en llamas.

PIERRE JEAN JOUVE

LÁGRIMA


Lo que el ojo derrama es una perla de sombra
Caldeada con el fuego que se apaga en la serena
Eternidad: sobre el vago polvo y sobre la piedra,
Sobre los campos, el asfalto y el aire
O sobre el frágil pañuelo que en las manos tiembla
Ella permanece, capital que crece por dentro
Al ser engendrada por la muerte.

miércoles, 23 de abril de 2008

DE PENA

es pobre locución
- de pena -
pensar decir
rozar tu cuerpo

ODYSSEAS ELYTIS

EDAD DEL RECUERDO AZUL


Olivares y viñedos lejos hasta el mar
Rojas barcas de pesca más lejos hasta el recuerdo
Dorados élitros de agosto en el sueño del mediodía
Con algas o caracolas.
Y aquel barco
Recién botado, verde, que lee aún en las serenas aguas del golfo
Dios proveerá

Pasaron los años hojas o guijarros
Recuerdo a los muchachos, los marineros que partían
Pintando las velas como sus corazones
Cantaban los cuatro puntos cardinales
Y tenían dibujados vientos boreales en sus pechos.

Qué buscaba cuando llegaste teñida por el amanecer
Con la edad del mar en los ojos
Y la salud del sol en el cuerpo —qué buscaba
En las hondas grutas marinas en los vastos sueños
Donde el viento desconocido y azul
Espumaba el sentimiento, grabando en mi pecho su emblema marino

Con la arena en los dedos cerraba los dedos
Con la arena en los ojos apretaba los dedos
Era el dolor—
Recuerdo era abril cuando sentí por primera vez tu peso
humano
Tu cuerpo humano arcilla y pecado
Como en nuestro primer día sobre la tierra
Las amarilis estaban de fiesta —Pero recuerdo
que te dolió
Fue una profunda marca en los labios
Un profundo rasguño en la piel allí donde el tiempo se graba
para siempre
Entonces te dejé
Y un hálito sonoro levantó las blancas casas
Los blancos sentimientos recién lavados hacia lo alto
Hacia el cielo iluminado por una sonrisa.

Ahora tendré a mi lado un cántaro de agua inmortal
La forma del viento que sopla libremente
Y tus manos aquellas donde será torturado el Amor
Y aquel caracol donde resonará el Egeo.

EN TRANCE

es titán salobre
mártir de callar
el canto
agota puniciones
clavos ensañados
muerte
-rito de salvar
el cuerpo-
ahora
el pertinaz azogue
duele en el costado
duele la posible
unción de ser
amada a poco
de salir
en trance acá
desisto en tímida
caución
desisto de tañer
laúd
prosigo el tacto
en tecla
arroba
un poco de flojera
viene bien
ahora
desconecto el
cuerpo el
cable de la muerte
al alma

lunes, 21 de abril de 2008

PIER PAOLO PASOLINI

Me voy, te dejo en el atardecer
que aunque triste, tan dulcemente desciende
para nosostros los vivos, con la luz de vela

que al barrio en penumbra descubre.
Y lo desordena. Lo hace aún más grande, vacío
más amplio y lejano, lo enciende

de una vida inquieta, y del ronco
rodar del tranvía, de los gritos humanos
dialectales, conjuga un concierto sordo

y absoluto. Y sientes cómo en aquellos lejanos
seres que en la vida gritan, ríen,
en aquellos sus vehículos, en aquellos tristes

caseríos donde se consume el infiel
y expansivo don de la existencia-
esa vida no es más que un temblor,

corpóreo, colectiva presencia;
sientes la ausencia de toda religión
verdadera, no vida sino sobrevivencia

-quizás más dulce que la vida- como
de un pueblo de animales, en el que el misterioso
orgasmo no tenga otra pasión

que la del actuar cotidiano:
humilde fervor a la que da sentido festivo
la humilde corrupción. Cuanto más vano es

en este vacío de la historia, en esta
ronroneante pausa en la que la vida calla-
todo ideal, mejor se manifiesta

la estupenda, adusta sensualidad
casi alejandrina, que todo lima
e impúdicamente enciende, cuando acá

en el mundo algo se derrumba, y se arrastra
el mundo, en la penumbra al volver
a plazas vacías, a talleres sin entusiasmo...

Ya se encienden las luces, ribeteando
vía Zabaglia, vía Franklin, todo el
Teataccio, despojado de su gran

escuálido monte, los caminos a lo largo del Tíber, la negra
profundidad, más allá del río, que Monteverde
amasa o esfuma invisible sobre el cielo.

Diademas de luces que se pierden
brillantes y frías de tristeza
casi marina...Falta poco para la cena;

brillan los pocos ómnibus del barrio
con racimos de obreros en las puertas
y grupos de militares van, sin apuro

hacia el monte que cobija en medio de montones
sucios y muchos cestos de basura
a la sombra, subrepticias mujerzuelas

que esperan ansiosas sobre la basura
afrodisíaca; y no lejos, entre casillas
abusivas a los costados del monte, o en medio

de las casonas, como mundos, muchachones
livianos como jirones juegan en el aire
no ya frío, primaveral; ardientes

de desenfado juvenil su romana
tarde de mayo, oscuros adolescentes
silban por la calle, en la fiesta

vespertina; y suenan las persianas
de los garages de golpe, alegremente
si la oscuridad vuelve sereno el atardecer,

y en medio de los plátanos de la plaza Testaccio
el viento que cae en lenguas de tempestad
es muy dulce, aunque afeite los sombreros

y los olores del matarife, se impregnan
con sangre putrefacta, y por doquier
sacuda rechazos y olor de miseria.

Es un murmullo la vida, y estos perdidos
en ella, la pierden serenamente
si el corazón tienen colmo de ella: a gozar

he los miserables, el atardecer; y potente
en ellos, inerme para ellos, el mito
renace...Pero yo con el corazón consciente

de quien solamente en la historia tiene vida
podré alguna vez por pura pasión actuar
si sé que nuestra historia ha concluido?

DEREK WALCOTT

MAÑANA, MAÑANA



Recuerdo las ciudades que nunca he visto
exactamente. Venecia con sus venas de plata, Leningrado
con sus minaretes de toffee retorcido. París. Pronto
los impresionistas obtendrán sol de las sombras.
¡Oh! y las callejas de Hyderabad como una cobra desenroscándose.
Haber amado un horizonte es insularidad;
ciega la visión, limita la experiencia.
El espíritu es voluntarioso, pero la mente es sucia.
La carne se consume a sí misma bajo sábanas espolvoreadas de migas,
ampliando el Weltanschauung con revistas.
Hay un mundo al otro lado de la puerta, pero qué inquietante resulta
encontrarse junto al propio equipaje en un escalón frío cuando el alba
tiñe de rosa los ladrillos, y antes de tener ocasión de lamentarlo,
llega el taxi haciendo sonar una vez la bocina,
deslizándose hasta la acera como un coche fúnebre—y subimos.

GEORGE TRAKL

DECADENCIA



Al atardecer, tañen campanas a la paz,
Cuando sigo milagrosos vuelos de las aves
Que, como procesión piadosa, en largo haz,
Se pierden en claras, otoñales vastedades.
Vagando por el jardín crepuscular
Mi sueño va hacia sus más claros destinos
Y la manecilla siento apenas avanzar.
Así sigo, sobre nubes, sus caminos.
De decadencia el hálito allí me hace temblar.
El mirlo se queja en las ramas deshojadas.
Vacila roja vid en rejas herrumbradas,
Mientras, cual de pálidos niños corro mortal
Entorno a un brocal que gasta el tiempo, sombrío,
El viento inclina anhelos azules en el frío.

sábado, 19 de abril de 2008

EMPACO

mojada de cierta oscuridad
empaco las alforjas
voy en pobre lucha al pueblo
de las parcas
ay de mí la posadera
hunde los talones
sirve algún brebaje seco
una petaca roja
de alelí
y yo me bebo el polvo triste
las miradas graves
de los muertos
las pequeñas crónicas de Allá
el poema

sábado, 12 de abril de 2008

EZRA POUND

FRANCESCA


Emergiste de la profunda noche
con flores en tus manos,
ahora emergerás de una confusa muchedumbre,
de un tumulto de conversaciones que te ronden.

Yo que te vi entre las cosas primordiales,
me encolericé cuando tu nombre pronunciaron
en lugares ordinarios.
Desearía que las frías ondas inundaran mi alma
y el mundo se marchitase como una hoja muerta
o cual vaina de diente-de-león, arrebatado,
para poder de nuevo hallarte,
pero sola.

OSCAR PORTELA

Ahora que da frutos la muerte
y yacen en olvido las memorias
bajo aparente calma, se cobijan sin despertar
las estaciones, las ansias y deseos sepultados,
y el tiempo transparece
de ausencias, claras como las soledad,
vuelves a mí como vuelven los ecos al corazón
enamorado de nombre.
El gran túnel de la vida amanecido está
sobre la muerte y sólo el duelo permanece
abierto en el poema de los nombres
grabado por mis manos en tu nombre.
Así, mientras da frutos la muerte,
escribo estos poemas para exaltar las sombras
y los sueños que nos vieron pasar
solos y ausentes.



www.universoportela.com.ar

JACOBO FIJMAN

CIUDAD SANTA


Tres gritos me clavaron sus puñales.
Paisaje de tres gritos
Largos de asombro.
¡bromearon los sudarios del misterio!
Fuga de embotamientos;
Suspiros
en la niebla inmovilizada.
Cipreses.
Bronce de los terrores
Informes, fragmentados.
Mueren caminos
Y se levantan puentes.
Un árbol se transforma
Cerrando sus pupilas.
Caen medrosamente las palomas
Angélicas del sueño
En las uñas heladas del espanto.
Un infinito horror
Manaba en mis entrañas
En un himno de muerte.


en "Molino Rojo" de Jacobo Fijman

GONZALO ROJAS

LA LOBA

Unos meses la sangre se vistió con tu hermosa
figura de muchacha, con tu pelo
torrencial, y el sonido
de tu risa unos meses me hizo llorar las ásperas espinas
de la tristeza. El mundo
se me empezó a morir como un niño en la noche,
y yo mismo era un niño con mis años a cuestas por las calles, un ángel
ciego, terrestre, oscuro,
con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justicia
sacándome los ojos por haberte mirado.

Y tú volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi diosa,
segura, perfumada,
porque no eras culpable de haber nacido hermosa, y la alegría
salía por tu boca como vertiente pura
de marfil, y bailabas
con tus pasos felices de loba, y en el vértigo
del día, otra muchacha
que salía de ti, como otra maravilla
de lo maravilloso, me escribía una carta profundamente triste,
porque estábamos lejos, y decías
que me amabas.

Pero los meses vuelan como vuelan los días, como vuelan
en un vuelo sin fin las tempestades,
pues nadie sabe nada de nada, y es confuso
todo lo que elegimos hasta que nos quedamos
solos, definitivos, completamente solos.

Quédate ahí, muchacha. Párate ahí, en el giro
del baile, como entonces, cuando te vi venir, mi rara estrella.
Quiero seguirte viendo muchos años, venir
impalpable, profunda,
girante, así, perfecta, con tu negro vestido
y tu pañuelo verde, y esa cintura, amor,
y esa cintura.

Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire
o en luz, pero te digo que subirás con éste y no con otro:
con éste que ahora te habla de vivir para siempre
tú subirás al sol, tú volverás
con él y no con otro, una tarde de junio,
cada trescientos años, a la orilla del mar,
eterna, eternamente con él y no con otro.



De Contra la muerte, 1964.

viernes, 11 de abril de 2008

ANTONIO PORCHIA

CUANDO...


Cuando yo muera
no me veré morir,
por primera vez.

DESNUDO

y la bella resigna
el desnudo del alma
se cubre de carnes
salitres
verdores
evita el recurso
del velo
el sopor de la
luz
esa sombra que
cubra los cuartos
mayores las hojas ahítas
las tildes vencidas
- los tumbos del ser -:
es de mucho
silencio el resguardo
de carne canora
plebeya

TIEMPO

en silencio grave
soy lo que me nombra
acá en tu voz
atada al caderal
del mundo
voy
intacta

TE NOMBRO

en recato de ser
la olvidada
entre sales
invictas
y polvo
te nombro

FRANCISCO MADARIAGA

UN APARTE PARA TRINOS


Buenas noches, sombra de la manzana,
todo el día canta el zorzal,
alguien me esconde y me devuelve el cielo,
alguien como yo canta contra lo irreal,
irremediablemente cercano y lejano de unos ríos,
de unos niños, de unos ojos.


VOLANTAS JUNTO AL MAR

Las volantas de fuego de la
muerte sobre el fondo
del horizonte del mar;
viajeros van mi padre,
los gauchos más huraños,
los esteros perseguidos.


De "Aguatrino" (1976).



NEGRO VERDE


¿Los pájaros criollos cantarán cuando el mar resucite
emponchado de rebelión y estilo?
¿A mí, el antiguo, lo dejaré en la otra agua?
¿En el río de palmeras de la tierra y del infierno?

¿En el viejo río político, o de troperos, de la sangre de mi
corazón?

Pero interrogo al mar.
¿Al agua en canto y fuego y sin amparo,
al único sueño verde entre los sueños que me
desalberga lejos del palmeral?

¿No tengo ya amparo en la Comarca?
¿Todo mi canto nacerá ahora primaveral entre las
aguas-islas rojas y móviles del universo?



De "Resplandor de mis bárbaros" (1985).

jueves, 10 de abril de 2008

MAROSA DI GIORGIO

17

La noche, eso que inexorablemente, acaece. Abre las alas del
lagarto, esconde todo dentro del zapallar.
Nos sigue a la cocina, nos da vuelta el alma que ve las tazas
olvidadas, divisa números que en la luz no se pueden vislumbrar.
Me siento en el borde del lecho, sin atreverme al reposo.
La sábana centellea. Llena de estrellas desparramadas y apiñadas.
Como guijaros blancos y sedosos del fondo del cielo y del mar.
Afuera están la canasta de Ilce, de Iris, de Nidia, la vieja leyenda
de Carlos niño.
Mi alma sola - Rosario apenas - sigue ls huellas de las fogatas, las
arañas, de las muñecas, que - de noche - salen sonriendo del rosal.



De "Los papeles salvajes II" - Adriana Hidalgo Editora - Bs.As., 2000 -

HUGO GOLA

POEMA


Yo no sé
si además
si todavía
si para siempre
viviré de punta
subiendo sin arraigar
con los pies en el río
recorriendo arenas
algas
cicatrices.
Yo no sé
si ahora
que tengo un flanco
entibiecido
cubierto por tu respaldo
seguiré siendo así
puro vapor disuelto
pura nube de golpe
puro amor disponible
para la piedra
el aire
las estrellas
o los zapatos tristes.
Yo no sé
de mí no sé
cuando el calor
avanza dando brincos
yo no puedo
pero levántame
así será siempre
pero espérame.



De "Movimiento Poesía Buenos Aires, 1950-1960" - Editorial Fraterna -

DYLAN THOMAS

EN MEMORIA DE ANN JONES




Después del funeral, elogios de mula, rebuznos,
orejas de velamen sacudidas por el viento, feliz
tap tap de pata sorda en la clavija del grueso
pie de la tumba, las cortinas de los párpados corridas, los dientes negros,
los ojos legañosos, lagos de sal en los puños,
el estallido madrugador de la pala, espantando el sueño,
sacude al niño desolado que hiende su garganta
en la oscuridad del ataúd, desparrama hojas secas,
y rompe un hueso al sol con golpe condenatorio.
Luego del festín de la hora ahogada en lágrimas y cardos
en la habitación con un zorro embalsamado y un helecho marchito,
me quedo, a causa de esa ceremonia, solo
en sollozantes horas, con la muerta, jorobada Ann
cuyo corazón de fuente caía otrora en lodazales
alrededor de los estériles mundos de Gales y sofocaba cada sol
( aunque ésto sea para ella una monstruosa imgen ferozmente
magnificada por el elogio; su muerte fue gota destilada;
ella no me querría sumergido en el sagrado diluvio
de su famoso corazón; hubiera preferido yacer muda y profunda
y no necesitar poeta para su cuerpo quebrantado ).
Pero yo, cantor de Ann en elevado hogar, llamo a todos
los mares a sus exequias; que su virtud de leñosa lengua
hable como una boya sobre los que entonan himnos,
incline las paredes de los bosques con helechos y zorros;
que su amor cante y se balancee a través de una bóveda oscura,
y bendiga su espíritu sumiso con cuatro pájaros en cruz.
Su carne era suave como la leche, pero esta estatua camino del cielo
con su pecho salvaje y el bendito y gigante cráneo
está tallada por sí misma en una habitación con una ventana mojada
en una casa ferozmente enlutada en un año perverso.
Yo conozco sus agrietadas, ásperas y humildes manos
descansando devotamente en su calambre, su gastado
murmullo en húmeda palabra, su juicio horadado hasta el vacío,
su rostro crispado como un puño muerto en profundo dolor;
y Ann esculpida en setenta años de piedra.
Que esas manos de mármol, empapadas de nubes, ese monumental
argumento de la voz cortada, gesto y salmo,
me asalten para siempre sobre su tumba hasta
que el sofocado pulmón del zorro se crispe y grite Amor
y el helecho gentil arroje sus semillas en el negro umbral.



( Versión de Ramiro de Casabellas )

De El Movimiento Poesía Buenos Aires, Editorial Fraterna, 1979.

(1) Los grandes poetas, Dylan Thomas, Centro Editor Latinoamericano,
( 1988), prólogo de Jorge Fondebrider.

CONSTANTINO KAVAFIS

CUANTO PUEDAS


Si no puedes hacer de tu vida lo que quieres,
trata el menos cuanto puedas
de esto: no la envilezcas
con el trato excesivo con el mundo,
con excesivos movimientos y palabras.

No la envilezcas llevándola
y trayéndola, exponiéndola a menudo
a la estupidez cotidiana
de las relaciones y las compañías,
hasta convertirla en una extraña carga.


De "Seis Poetas Griegos" - Ediciones Colihue - Buenos Aires, 2000 -
Traducción: Horacio Castillo.

JUAN L. ORTIZ

RÁFAGA DEL VACÍO

Ráfaga del vacío, del abismo,
que hace temblar como húmedos cirios a las plantas sin luna
y vuelve los caminos arroyos helados hacia la nada.
Ráfaga del vacío, del abismo.

Visos, todo, visos sobre la gran sombra!
Ah, y mis hermanos sedientos,
sobre cuyas espaldas se edificó la belleza,
y florecieron todas las gracias que sonrieron a los otros,
los otros que no sintieron nunca
el perfume de sangre de las fragilísimas flores...
Mis hermanos esforzábanse por saludar a la aurora !

¿Será esa belleza nueva
la belleza que crearán ellos,
esa belleza activa que lo arrastrará todo,
un fuego rosa contra el gran vacío,
o el viento que dará pies ágiles a la mañana,
sobre esta enfermedad aguda, terrible, de la sombra?


De ""Antología Juan L. Ortiz"- Editorial Losada - Buenos Aires, 2002 -

domingo, 6 de abril de 2008

CALLO

abstemia en vos
en la impostura
del poema
callo

sábado, 5 de abril de 2008

FRANCO SALCEDO ( PERÚ )

COMO TÚ

Como tú
Yo también nací de una mujer

De un útero constelado de placer
A dos maderos en cruz
Hay una vida larga sembrada
Y derribada, innumerable milagro poder
Resucitar

Mi nombre es de madera bajo el sol
Tierna mi sangre

Tomad y comed, Todos mi cuerpo
En tu propia mano la guardia romana
Se hartará de cerveza y cigarrillos

Mi primer amor fue la placenta
Como tú
Amaba morder los pezones de mi madre
Mi verdadero verbo
Como tú
Resucito al útero, el tercer día
De mis oraciones.



De "Claroscuro Revista Chilena de Difusión Literaria"

ESPINA

No la muerte en gris o la estridencia pálida del lloro
soy en el cilicio: aquella espina en carne virginal
el grito del poema en sangre
siempre

REVISTA FLEDERMAUS

www.revistafledermaus.com.ar

viernes, 28 de marzo de 2008

ACÁ

y cómo in situ acá ha de ser
algún andrajo en vos
como muriendo

TU VOZ

numismática ( letal )
yo pago el precio de velar
la dracma perdida de tu voz
- aquel retinte -

ES TARDE

es tarde para atar
los viejos cabos las diatribas
los códigos ajados de la voz
mis pobres cónclaves de olvido
las plegarias

NOMBRO

en talas de la noche
quemo busco lo que
absuelve:
nombro

CARNE DE TEMBLORES

es vela de retinte
polución en rito sacro
alguna quemazón de
hipocondría
el reservorio seco de la
voz
o quieta punición del ergo
tanto sum expecto
en carne de temblores
mía?

NADA QUE DECIR

No hay caso. Nada que decir.O tanto. Y lo que abunda, siempre, ese vacío sin nombre ni peso que explota en polución secreta, absurda. Nada que contar. Qué chiste. Por qué esta voz, entonces, por qué esta mueca de orgiástico hastío, de cansancio acá, junto a los viejos muertos. Los que no se nombran. Nunca.

jueves, 27 de marzo de 2008

GABRIELA ABEAL - Mar del Plata -

ELLA TOMA LA PALABRA


Hoy la palabra
se vistió soberbia,
cogió su yo superior
y unos tacos aguja
que estaban cubiertos de tierra
en un rincón del ropero.
Luego salió a la calle y exclamó,
lo quiero todo,
por qué voy a hacerme la humilde
y decir que con poco me conformo.

Quiero los puntos suspensivos,
las comas, los acentos,
los signos de admiración,
menos los de pregunta.

No sé si les queda claro,
quiero todo
hasta el aire que respiran,
porque aunque ustedes lo ignoren
han sobrevivido hasta hoy
porque les he dejado habitar
los pliegos de mi territorio.

viernes, 21 de marzo de 2008

AHORA LA PALABRA

a qué morir ahora la palabra saca un lápiz rojo

del silencio escarba un poco

lo que sueño - mancha -

PASIÓN

en pasión velada - mansa - tenso

la palabra: es unción temida

escarnio santo o cierto concebir

el borde del poema el cuerpo

en llaga

lunes, 17 de marzo de 2008

GIUSEPPE UNGARETTI

SENTIMIENTOS DEL TIEMPO



Y por la justa luz,

cayendo sólo una sombra violeta

sobre la cumbre menos alta,

la lejanía abierta a la mesura,

cada latido mío, como el corazón suele,

pero ahora lo escucho,

te apremia, tiempo, a ponerme en los labios

tus labios últimos.





LA MUERTE MEDITADA



Canto Primero





Oh hermana de la sombra,

nocturna cuanto más fuerte es la luz,

me sigues, muerte.



En un puro jardín

el ansia ingenua te dio a luz

y la paz fue perdida,

oh pensativa muerte,

sobre tu boca.



Desde ese instante

en el fluir de la mente te escucho

profundizando lejanías,

émula adolorida de lo eterno.



Madre venenosa de las edades

en el terror de los latidos

y de la soledad,



belleza castigada y riente,



en el adormecerse de la carne

soñadora fugaz,



atleta insomne

de la grandeza nuestra,

cuando me hayas domado, dime:



en la melancolía de los vivos

¿ volará mucho tiempo mi sombra ?





Canto segundo





Socava las íntimas vidas

de nuestra máscara infeliz

(clausura de infinito)

con blandura fanática

la oscura vigilia de los padres.



Muerte, muda palabra,

arena que la sangre deposita

como un lecho,

te oigo cantar igual que una cigarra

en los reflejos de rosa enlutada.



. . .



De "Sentimiento del tiempo" "La tierra prometida" - Círculo de Lectores, Barcelona, 1998.

EDGARD BAYLEY

ES INFINITA ESTA RIQUEZA ABANDONADA


Esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas
remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es el mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos
de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío

no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada


De "Antología Personal" - Centro Editor de América Latina - Buenos Aires, 1983.

domingo, 16 de marzo de 2008

CÉSAR VALLEJO

XXVIII

He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete ni agua,
ni padre que, en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.

Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir
de tales platos distantes esas cosas,
cuando habrase quebrado el propio hogar,
cuando no asoma ni madre a los labios.
Cómo iba yo a almorzar nonada.

A la mesa de un buen amigo he almorzado
con su padre recién llegado del mundo,
con sus canas tías que hablan
en tordillo retinte de porcelana,
bisbiseando por todos sus viudos alvéolos
y con cubiertos francos de alegres tiroriros,
porque estanse en su casa. Así, qué gracia!
Y me han dolido los cuchillos
de esta mesa en todo el paladar.

El yantar de estas mesas así, en que se prueba
amor ajeno en vez del propio amor,
torna tierra el bocado que no brinda la
MADRE
hace golpe la dura deglución; el dulce,
hiel; aceite funéreo, el café.

Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,
y el sírvete materno no sale de la
tumba
la cocina a oscuras, la miseria de amor.



De "Trilce", Editorial Losada, 1993.

NIKIFOROS VRETAKOS

CARTA


No tengo una hoja de los viejos árboles verdes.

En este papel te escribo mi tristeza
tan leve que la lleva el viento,
tan buena y tierna que el sol no se sorprende,
noble como el silencio que camina de noche
en la hierba. Simple y pura como el agua que corre
sin que nadie adivine que nació de la tormenta de ayer.

Muchos han muerto. Muchos seguimos viviendo.
Todos estamos
heridos. El mundo pesa de tanto dolor.

Con el silencio del mar recibirás mi tristeza.
Te envío este eterno "no me olvides", es una
luz plegada en una pequeña nube.

Te envío este corderito, pues está cerca de Dios,
para que lo lleves a su verde jardín.
Te envío este niño con el pie quebrado.
Álzalo hasta la ventana con el Lucero,
cerca del mundo, cerca del sueño.

Cerca de tu bondad cálida como el aliento de una
madre.
Cerca de la chimenea donde apoyas la mano en la
frente
y sueñas con la felicidad del hambriendo, del soldado,
del enfermo.

Colócalo cerca de la verde bandera. Cerca del rojo
caballo. Junto a tu madre que rodeada
por los gorriones de enero teje la esperanza.
Colócalo cerca del suspiro de la amistad. Cerca, muy
cerca.
Siéntalo y abre como una sonrisa la ventana
para que vea el mundo.
Nada más, querido Themo.

Como siempre
peregrinando por la tierra del sol, te saludo
con el ala de mi pena.



TRANSMUTACIÓN


Me vuelvo poesía, huyo del mundo,
me reparto
voy
hacia afligidos hermanos. A quedarme en casas
donde no entra el sol.


ÉXODO


Todo termina alguna vez: turbios
ríos y noches. Basta que puedas
salvar al fin tu alma, como
la madre salva al hijo
atravesando
un
mar o un incendio.



De "Seis poetas griegos" - Editorial Colihue -, Buenos Aires, 2000.
Traducción: Horacio Castillo.

sábado, 15 de marzo de 2008

El poema

El poema es a la escritura lo que la mirada a la contemplación.
Instrumento fragmentario de construcción ilusoria, el edificio
verbal tensa la palabra hasta el límite de lo posible, y más allá
aún. No es posible silenciar ese grito carnal que rebasa las for-
mas para hacerse cuerpo agónico, dividido en su compacta
unidad, disuelto en la corporeidad lineal del discurso. Porque
el poema se desliga de éste para ofrecerse como la controversial
negación de lo concreto, fuerza expulsiva que narra para silen-
ciar, que oculta para decir. Y es su aparente "impostura" la que
preserva, quizás su esencia, porque lo separa de toda filiación lógica
u objetiva para restituirle esa integridad expresiva que lo convierte
en cuerpo sensible, autónomo, vitalmente ligado a lo humano.